Hace unos días me encontré reflexionando sobre una pregunta aparentemente simple pero fascinante: ¿Qué roles puede desempeñar una persona en el mundo de los esports? Y más importante aún, ¿Cuántos de estos espacios están siendo ocupados por mujeres en 2025?
Para quienes están menos familiarizados, los esports (o deportes electrónicos) son mucho más que "simplemente jugar videojuegos". Estamos hablando de competiciones profesionales donde equipos se enfrentan por premios que harían parpadear incluso a atletas tradicionales. ¿Un ejemplo? Valve Corporation, dueña de Dota 2, distribuyó 219 millones de dólares en 2019, repartidos en más de mil torneos globales. No es broma cuando digo que representan el futuro del entretenimiento, aunque a muchos en la industria tradicional les cueste aceptarlo.
Un universo de posibilidades profesionales
Al investigar, descubrí que el ecosistema de los esports es sorprendentemente diverso. No se trata solo de jugadores con reflejos sobrehumanos. Hay todo un universo laboral dividido en categorías:
Dentro del campo de batalla digital: Jugadores profesionales, entrenadores que pulen diamantes en bruto, analistas descifrando patrones en montañas de datos, y managers organizando la logística para que todo funcione como un reloj suizo.
Tras bambalinas de los grandes eventos: Organizadores creando experiencias memorables, productores haciendo malabares con decenas de cámaras y señales, observadores in-game capturando cada momento crucial, y stage managers manteniendo todo bajo control.
Contando historias épicas: Comentaristas narrando con pasión cada jugada, presentadores conduciendo el show con carisma, creadores de contenido construyendo comunidades, editores inmortalizando los mejores momentos, diseñadores dando identidad visual, y periodistas compartiendo las últimas novedades.
Y la lista continúa con roles en negocios y marketing, tecnología, psicología deportiva, educación, y aspectos legales. Incluso añadiría algunos que pasaron desapercibidos en mi investigación inicial: gestores de comunidades manteniendo viva la conversación en Discord y Telegram, árbitros vigilando que todo sea justo tanto online como offline, y los tan necesarios copywriters (esos magos de las palabras que brillan por su ausencia en este sector).
La brecha de género en los pixels
Pero aquí viene la parte reveladora. Al enfocar mi lupa específicamente en Dota 2, la presencia femenina se diluye. De aproximadamente 30 roles profesionales identificados, las mujeres apenas ocupan 7. Encontramos algunas jugadoras valientes, escasas analistas con carreras consolidadas, casters compartiendo su conocimiento, creadoras de contenido (principalmente streamers), unas pocas organizadoras de torneos dando sus primeros pasos, alguna redactora especializada, y contadas psicólogas deportivas enfocadas en esports.
Abriendo camino en territorios inexplorados
A pesar de la persistente asociación entre videojuegos y público masculino, esto no significa que las mujeres no puedan forjar carreras brillantes en estos espacios. El año pasado conocí a una jugadora que, cansada de situaciones cuestionables en organizaciones y federaciones, decidió estudiar Management de Esports a nivel universitario.
Son precisamente estas determinaciones las que abren puertas en territorios dominados tradicionalmente por hombres. Necesitamos ver más mujeres atreviéndose a explorar caminos no transitados, proponiéndose llegar más lejos.
¿Es fácil? Definitivamente no. Ser punta de lanza nunca lo es. Pero tampoco es imposible.
Hoy, en marzo de 2025, las mujeres enfrentan grandes desafíos en los esports, pero son retos que, tarde o temprano, alguien tendrá que asumir. La pregunta es: ¿serás tú quien dé ese paso?
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Fuente: Leonardo.Ai (Inteligencia artificial) |
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